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Finalizada
LOTE 348
Precio 125.000 €
NO VENDIDO
"Retrato de la duquesa de Montpensier "1853.
Óleo sobre lienzo
Firmado y fechado
Retrato de SAR la infanta doña María Luisa Fernanda de Borbón y Borbón Dos Sicilias (1832-1848) duquesa de Montpensier, duquesa de Galliera y princesa de Orleans por Joaquin Dominguez Becquer (1817-1879)
Este excepcional retrato romántico de la duquesa de Montpensier, fue firmado en Sevilla en 1856 . El matrimonio de SAR Antonio de Orleans, príncipe de Francia y duque de Montpensier fue un asunto de estado que junto al de la reina de España, ocupó a los reyes Luis Felipe Orleans y a la reina Victoria de Gran Bretaña, reunidos para la ocasión en el castillo de Eu, en 1845 con sus ministros Guizot y Lord Aberdeen, a instancias de la reina regente de España, María Cristina de Borbón Dos Sicilias que lo había fraguado durante su exilio en Francia desde 1840 y que a su regreso a España en 1844, siguió con el proyecto matrimonial, auspiciado por el rey de Francia. En esta trascendente reunión se acordaron los matrimonios de la reina de España doña Isabel II con un miembro de la casa de Borbón, sería Don Francisco de Asís el elegido y el de su hermana, la infanta Luisa Fernanda con el duque de Montpensier . A pesar de haberse pactado que no tendría lugar este matrimonio antes de que la reina Isabel II tuviera hijos, Antonio de Orleans apoyado por su padre firmaría su compromiso en Pamplona en 1845 y los matrimonios de la reina y de su hermana se celebraría al mismo tiempo en contra de los deseos de Inglaterra.
La noche del 10 de Octubre de 1846 tuvieron lugar las bodas de las dos hermanas en el salón de Embajadores de Palacio Real. Tuvieron como madrina común de todos los contrayentes a la reina regente doña María Cristina. Fue padrino de don Antonio de Orleans y de la infanta Maria Luisa Fernanda, el duque de Ahumada y de la reina Isabel II y de don Francisco de Asís, el infante don Francisco de Paula. Fueron testigos del enlace los duques de Bailén, de Castroterreño y de Riansares. El día 11 por la mañana se celebraron las velaciones en la basílica de Atocha y hubo grandes fiestas en Madrid.
La caída de la monarquía de Luis Felipe en Francia en febrero de 1848 cambia el destino de la pareja y hace que los duques de Montpensier que estaban en Paris, tengan que ir al exilio. En Marzo embarcaran después de entrevistarse con Leopoldo I de Bélgica hacia España, llegando a Madrid en abril. Los duques solicitan el pago de los 57 millones de reales pendientes de la herencia del rey Fernando VII y los tres millones de reales anuales asignados a la infanta a los que el estado se había comprometido. Tras llegar a un acuerdo positivo con el general Narváez que no quería a la pareja en la capital deciden trasladarse a Sevilla.
La compra del magnífico palacio de San Telmo, un edificio público, como residencia de los duques, se produciría en junio de 1849, pasando este emblemático edificio a ser la residencia oficial de los duques de Montpensier en septiembre de ese año, después de habar pasado el verano en Sanlucar, lugar que fue de su especial agrado y donde acabarían construyendo un magnífico palacio de tipo historicista oriental en 1851 en un gran solar de 10.000 metros del cual dos tercios se dedicarían a los jardines, diseñados por Lecolant y Hubert, y a cargo de Francisco Morón que los plantó y cuido, como los de San Telmo de Sevilla. En 1852 el duque de Montpensier adquirió el abandonado jardín botánico de la Paz, cuyos pozos fueron utilizados para regar el jardín del palacio Sanluqueño, con eficaces y modernas canalizaciones. Ese mismo año compraría la hacienda Torrebreva, que incluía numerosas fincas. La eficaz administración del duque y la buena administración de su patrimonio, generó prosperidad en Sanlucar y en Sevilla, donde proliferaron tiendas de proveedores reales y una corte de nobles que se reunía en torno a los duques en San Telmo, que la reina Isabel II bautizo como la corte chica.
Numerosos artistas estuvieron presentes en esta corte chica como Delacroix, Blanchard, Danzats y Lewis entre los internacionales. La colección de obras de arte de los duques que incluía obras de Goya, Winterhalter, y Vicente López, se vieron enriquecidas con los mejores artistas locales entre los que destacaba el autor de la presente obra Joaquín Dominguez Becquer, que llego a tener el cargo honorífico de pintor de cámara. Este magnífico retrato de la duquesa de Montpensier entra dentro del pleno romanticismo y casticismo español, tan de moda durante la década de 1850 en Sevilla. Si otros pintores como Cabral Bejarano, Manuel Rodriguez de Guzmán, Escacena y Cano de la Peña pintaron obras que decoraron los salones del palacio ducal, sería Domínguez Becquer el encargado de pintar a la infanta Maria Luisa Fernanda en gran formato a las afueras de los jardines de su palacio con una perspectiva del actual museo de Carruajes de Sevilla al otro lado del río, que se adivina pro la chimenea que nos hace imaginar el paso de una nave de vapor por la corriente del Guadalquivir. El retrato alcanzó gran éxito en su tiempo y fue muy celebrado siendo modelo para el de otras señoras de su época, con un guiño al pueblo con ese rizo que destaca en su pelo y aligera la composición.
Texto de Jose Miguel Carrillo de Albornoz y Muñoz de San Pedro, vizconde de Torrehidalgo.
Medidas:193 x 116 cm.
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